El pasado jueves fuimos a Jaraíz para disfrutar de la obra de teatro "Ratón de campo, ratón de ciudad" basada en una de las fábulas de Esopo.
De forma amena y muy original la compañía Escalera de tijera nos contó una fábula muy antigua, aunque cambiaron el final de la misma para enseñarnos una moraleja muy importante "hay que valorar por encima de todo la amistad".
Nos reímos muchísimo, sobre todo cuando el ratón de campo bebió más vino de la cuenta y no paró de hacer locuras por todo el escenario.
Después del teatro nos comimos la merienda en un parque. Y aprovechamos para jugar un rato, antes de regresar al colegio.
Vivimos momentos de locura total, y de llevarnos las manos a la cabeza, con lo que nos hubiera gustado atarlos con una cuerda, jejeje. Pero es mucho mejor verles disfrutar así.
Durante el trayecto de vuelta, además de venir cantando las populares canciones de viajes como "... se meo en el saco de dormir", ocurrió un hecho algo insólito, algo parecido a un intercambio de personalidades, y misteriosamente un alumno se transformó en maestra. Son cosas increíbles que surgen cuando se va de excursión.
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