El Día Internacional de la Mujer del 8 de marzo fue declarado por la ONU en 1975. ¿Por qué este día y no otro?
En plena revolución industrial: el 8 de marzo de 1857, un grupo de trabajadoras textiles decidió salir a las calles de Nueva York para protestar por las míseras condiciones laborales. Sería una de las primeras manifestaciones para luchar por sus derechos. Distintos movimientos y sucesos se sucedieron a partir de ese episodio.
Nosotros/as en el cole para intentar entender por qué, en pleno siglo XXI, es necesario aún luchar por una sociedad más justa hemos leído el cuento "Rosa caramelo" de Adela Turín.
Este cuento ayuda a reflexionar sobre las diferencias que nos impone la sociedad, desde que somos muy pequeños/as, según seamos niños o niñas. Las niñas se las educa para ser femeninas, correctas, no agresivas, dulces y el color imperante en toda su ropa y objetos es el rosa. Por contra, a los niños se les educa para que sean fuertes, libres, competitivos, y el color que les acompaña desde la cuna es el azul.
Desde el cole lanzamos el siguiente mensaje: Los colores no son ni de niños, ni de niñas, es la sociedad la que impone que color nos corresponde a cada uno según nuestro género.
Os podemos asegurar que muchos niños tiene el siguiente discurso "yo el rosa no lo quiero que es de niña". Esto no es un juicio que el niño haga por sí mismo, es producto de los comentarios de sus familiares y su entrono, y de las experiencias que haya vivido hasta la fecha.
El poder de cambiar la sociedad en la que vivimos recae en las personas que custodian a los futuros ciudadanos y ciudadanas
Desde el cole lanzamos el siguiente mensaje: Los colores no son ni de niños, ni de niñas, es la sociedad la que impone que color nos corresponde a cada uno según nuestro género.
Os podemos asegurar que muchos niños tiene el siguiente discurso "yo el rosa no lo quiero que es de niña". Esto no es un juicio que el niño haga por sí mismo, es producto de los comentarios de sus familiares y su entrono, y de las experiencias que haya vivido hasta la fecha.
El poder de cambiar la sociedad en la que vivimos recae en las personas que custodian a los futuros ciudadanos y ciudadanas
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