Desde bien temprano un grupo de padres preparó una gran lumbre en el mágico lugar. Un fuego que luego sirvió para asar las castañas.
Padres, madres, abuelas, abuelos..., de Valverde y de Talaveruela participaron activamente en la decoración, en la organización y la seguridad de la Fiesta. También nos deleitaron con fabulosos postres de otoño como algunas tartas y bizcochos.
Mientras las familias terminaban de preparar la degustación y el abuelo Panillo empezaba a asar las castañas nosotros, junto a los maestros y maestras y a algunas madres empezábamos los juegos de la Fiesta.
En el juego de la soga estaba Javier, allí probamos nuestra fuerza, nuestro equilibrio y nuestra habilidad. El trabajo en equipo iba a ser importante en todos los juegos y éste fue importante también para demostrar nuestra cooperación y nuestra ayuda.
En la Rayuela y la Rana estuvo Antonio. Como la soga, estos dos juegos tradicionales son muy importantes también para poder enseñar a los más pequeños y a los niños forasteros que vienen a visitar nuestros pueblos. Compartir nuestras costumbres siempre nos hace mejores.
Merche nos guió en el juego de maquillarnos. Los que quisimos, nos pudimos pintar la cara de lo que más nos gustaba, con bonitos colores.
Sara nos ayudó a hacer un fantasmita reutilizando materiales de recuperación. Allí demostramos que se pueden hacer cosas chulas usando cosas que están muy cerca y que no hace falta comprar.
Y Fernando nos invitó a ir a un lugar de Talaveruela donde una bruja buena buena perdió algunas de sus piedras mágicas durante la noche. ¡Las pudimos encontrar todas!
Compartir experiencias con los niños del pueblo vecino, ayudar, trabajar en equipo para conseguir un fin, sentirme ayudado, ver que mi familia puede compartir conmigo los juegos, los espacios y... el delicioso almuerzo otoñal que nos esperaba, fueron las mejores cosas de nuestra Fiesta de la Calbotá.
¡¡muchas gracias por motivarla y por compartirla!!
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